Se retiró de la actividad de la casa real en verano

La vida de jubilado del duque de Edimburgo: libros, pintura y cartas

Según el Daily Mail, el marido de la reina Isabel II pasa gran parte del tiempo en una casa de campo de la finca real de Sandringham, a 170 kilómetros de Londres

Isabel II y su esposo Felipe, en Sandrigham House en una foto en archivo.
Isabel II y su esposo Felipe, en Sandrigham House en una foto en archivo.

La casa real británica sorprendió antes de verano al anunciar la decisión del marido de la reina, Felipe, de retirarse de la actividad oficial a sus 96 años de edad. El duque de Edimburgo agotó sus últimos compromisos públicos y ahora está aprovechando para disfrutar de sus aficiones en un ambiente más tranquilo, apartado del Palacio de Buckingham.

Fue el pasado mes de mayo cuando la casa real hizo pública esa decisión de Felipe de Edimburgo, que sorprendió porque pese a su avanzada edad, el consorte de la reina mantenía una agenda pública muy intensa, con hasta 300 actos al año.

El duque de Edimburgo ha desaparecido ya de la actividad oficial de la familia real y poco se sabe de su actividad privada. Pero el periódico Daily Mail, en base al testimonio de varios amigos personales, ha reconstruido la vida actual de Felipe de Edimburgo una vez jubilado de sus compromisos oficiales.

El duque pasa gran parte de su tiempo en Wood Farm, una casa de campo situada en la finca de Sandringham House, propiedad de la reina a unos 170 kilómetros al noreste de Londres. La reina Isabel, que continúa ejerciendo sus funciones de jefa de Estado, se traslada allí los fines de semana para estar junto a su marido, al que echa de menos.

Esta casa es una de las preferidas de la reina y de su esposo desde hace muchos años, ya que es allí donde puede hacer una vida más normal, menos sujeta a protocolos.

En Sandringham Felipe de Edimburgo está aprovechando para descansar y pasar el tiempo con sus aficiones. Por ejemplo, está leyendo muchos libros que quería haber leído hace años, ha contado un amigo suyo.

También está dedicándose a pintar acuarelas, así como a cultivar sus amistades: bien invitando a sus amigos a Sandringham para pasar una temporada, o bien escribiendo cartas para mantener el contacto. Todo ello de forma más relajada y tranquila que hasta hace unos meses, cuando las obligaciones y la etiqueta de Buckhingham llevaba a tener alrededor al personal del palacio.

Además, Felipe ha dedicado estos meses a dirigir unas obras de reforma en la cocina de Wood Farm, esa pequeña casa de campo en los terrenos de Sandringham.

Eso sí, el duque pasa también días en el Castillo de Windsor, en Londres con la reina o en la residencia escocesa de Balmoral, donde estuvieron en Halloween. Según el Daily Mail, quienes conocen a la pareja real explican que la reina echa de menos a su marido los días que no está en Buckhingham, sobre todo a la hora del desayuno que siempre compartían y que ahora toma sola.

 

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