La fiesta de la boda de Almeida visualizó la distancia entre la reina Sofía y Juan Carlos I
No se dirigieron la palabra y la emérita se centró en Simoneta Gómez-Acebo y sus nietos
El sábado, la boda de José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, y Teresa Urquijo concentró numerosas personalidades del mundo de la política y de la alta sociedad, tanto en el enlace religioso como en el banquete posterior. A allí se vio a miembros de la familia real, empezando por don Juan Carlos.
Sin embargo, la ausencia de la reina Sofía en la celebración religiosa hacía presagiar la tensión entre los eméritos. En efecto, como adelantó Monarquía Confidencial, la emérita evitó acudir a la iglesia de San Francisco de Borja con el fin de esquivar la ‘foto familiar’ con su marido y con las infantas Elena y Cristina.
Doña Sofía sí acudió al banquete, donde se reunió con sus hijas y nietos, pero evitó cualquier cruce con don Juan Carlos.
Ya ha circulado por las redes sociales algún vídeo donde se observa a los reyes eméritos sentados, separados por Simoneta Gómez- Acebo, observando la fiesta e intercambiando opiniones con Teresa de Borbón y otros asistentes, pero sin charlar entre ellos.
Fuentes cercanas al entorno de La Zarzuela consultadas por Monarquía Confidencial han asegurado que la reina Sofía dejó patente la distancia que en este momento existe con Juan Carlos I.
“Evitó cualquier contacto con él y se centró en sus nietos y en Simoneta Gómez-Acebo, con quien compartió grandes anécdotas”.
Y añaden: “Esa circunstancia tampoco fue motivo de preocupación para el emérito, porque para él lo importante era estar cerca de su familia. Se le veía emocionado”.
Dos bandos
Las fuentes consultadas por Monarquía Confidencial reconocen que se han visualizado las diferencias existentes en la familia.
Don Juan Carlos llegó a la ceremonia religiosa sin doña Sofía, pero sí se reencontró con sus hijas, las infanta Elena y Cristina.
En el entorno de La Zarzuela se comenta, a ese respecto: “Los pasos públicos que se dan deben ser firmes y sosegados”.
Hacen referencia a que, por mucho que se estén calmando las aguas en la relación entre Juan Carlos I y don Felipe, no deben provocarse situaciones forzadas que causen un retroceso en lo que puede ser una reconciliación final.
Juan Carlos pletórico con sus hijas
La ovación que don Juan Carlos recibió a su llegada a la Iglesia, por parte del público congregado fuera, resultó mayor de lo que los medios acreditados esperaban.
Nada más bajar del vehículo, los ciudadanos se agolparon junto a las vallas, aplaudiendo y con vivas, algo que él agradecía con gestos de aprecio y saludando con la mano a los allí presentes.
A la entrada no se paró, exceptuando saludar a Almeida, pero sí lo hizo a la salida. Y se le pudo ver sonriente y pletórico, agarrado de sus hijas y arropado por algunos de sus nietos.
