Trasparencias y secretos de la Casa Real

Por fin La Zarzuela ha tomado la iniciativa, en lugar de ir a remolque de la realidad, y ha optado por adelantarse a los problemas, precisamente para evitar que los haya. Me refiero a la inclusión de la Casa del Rey en la ley de Trasparencia, por vez primera en la historia.

Se trata de una decisión adoptada precisamente a demanda de la propia Zarzuela, que así lo pidió expresamente al Gobierno, y éste finalmente ha aceptado a pesar de que en los inicios se negaba a tal inclusión.

Es evidente que estos son tiempos de trasparencia y claridad, en los que la sociedad demanda aire limpio y agua clara, y habría resultado insoportable, además de muy sospechoso, que se dejara fuera a la Casa Real.

Así pues, aparecerá en el artículo 2 de esa ley de Trasparencia, equiparada a esos efectos con altas instituciones como el Congreso, el Senado, el Tribunal Constitucional y el Consejo del Poder Judicial.

¿Sabremos muchas cosas novedosas, una vez que la Casa del Rey se vea sometida a la trasparencia? Pienso que no demasiadas. O al menos no muy relevantes desde el punto de vista del interés general. Porque son ya muchos los detalles conocidos.

Ya se ha difundido el presupuesto de la Casa, es decir, la cantidad que le destinan los presupuestos del Estado: 7,9 millones de euros en 2013, por cierto un 4% menos que el año anterior.

Es conocido el sueldo del rey (290.000 euros al año), el del príncipe (la mitad que su padre). Ni la reina, ni la princesa Letizia ni la infanta Elena perciben ningún sueldo, aunque sí recibirán, en concepto de gastos de representación, distintas cantidades en función de la actividad de cada una, un dinero procedente del fondo de 260.000 euros de que dispone el rey para ese fin.

No se conocerá de antemano que van a percibir ninguna de las tres, porque dependerá de las actuaciones que cada una protagonice a lo largo del año. Hay que suponer que la princesa Letizia verá aumentada su cuota, por lo mismo que en La Zarzuela existe un plan, de medio y largo plazo, dirigido a potenciar el protagonismo público de los príncipes. Las razones son obvias.

Evidentemente, no sabremos en qué gasta el rey su sueldo, pero como tampoco se publica cómo administran el suyo el presidente del Gobierno, los ministros, los diputados y senadores o los demás altos cargos del país. Y me parece que no figura dentro de las materias de interés general el detalle de si el rey lo destina a corbatas o a calcetines. Digo yo.

Por la ley de Trasparencia, será público el despiece que elabore La Zarzuela sobre cómo distribuye los 7,9 millones presupuestados. Por ejemplo, las partidas destinadas a gastos de mantenimiento, calefacción, jardines, desplazamientos, incluyendo comidas y banquetes: cuántos y cuánto ha supuesto cada uno. Y también los complementos salariales que se adjudican al personal de la Administración al servicio de la Casa del Rey.

 

Sí aparecerá una novedad, merced a la aplicación de la ley de Trasparencia: podremos saber cuánto nos cuesta, en total, la existencia de la Casa del Rey. Es decir, lo que también aportan ministerios como Exteriores, Presidencia, Defensa e Interior para el normal funcionamiento de la institución, que no figura en el presupuesto de La Zarzuela y por tanto no se especificaban.

Así, se computarán los viajes de Estados, el mantenimiento de la residencia real y de los palacios, la Guardia Real, los vehículos oficiales (este año, La Zarzuela devolverá 27 de los 72 coches de que disponía), etc.

Se han anunciado restricciones por lo que se refiere a la difusión de los gastos del ministerio del Interior, en la medida que se trata de asuntos de seguridad. En mi opinión, no pasaría nada si se especificara la cantidad global, aunque, eso sí, sin otros detalles concretos sobre efectivos, dispositivos, despliegues, etc.

Como digo, será de dominio público el coste total de la Casa Real. Pero no espero grandes sorpresas, en la medida en que desde el principio ha aplicado criterios de moderación y de sentido común. Aunque, sin fijarnos demasiado en que la dotación a la Casa Real Británica es de 40 millones de euros anuales, sí vale la pena apuntar este dato: en Francia, la presidencia del república cuesta más de 120 millones de euros al año.

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