El papel de la reina Isabel II después de las elecciones generales británicas: sólo ella puede invitar a alguien a formar gobierno

El 11 de mayo, la reina Isabel II de Inglaterra recibió al primer ministro saliente, Gordon Brown, para aceptar su renuncia al cargo, y después a David Cameron, ganador de las elecciones, para encargarle la formación del gobierno. La ceremonia de asunción del puesto de primer ministro incluyó el habitual beso de manos de la reina por parte del líder de los conservadores.

Después de las elecciones generales, la reina convoca al candidato del partido que ha obtenido la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes para encargarle la formación del gobierno, función exclusiva suya. Sin embargo, los comicios del 6 de mayo propiciaron un escenario distinto al que es tradicional en el Reino Unido: ni conservadores ni laboristas obtuvieron mayoría absoluta.

La reina Isabel se alejó estos últimos días del proceso político que se desencadenó y resolvió con la formación de un ejecutivo de los conservadores apoyados por los liberal-demócratas. No convocó a Cameron, líder de los tories, hasta que esta decisión fue tomada por ambas formaciones.

La situación a la que se ha enfrentado la reina no es nueva. El laborista Harold Wilson se convirtió en primer ministro en 1974 sin obtener la mayoría absoluta, y la postura de Isabel II fue la misma: no intervino y dejó que fueran los propios partidos quienes llegaran a un acuerdo.

 

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