Se subastan en Ginebra joyas de la reina madre Isabel de Inglaterra, de la Duquesa de Windsor y de Hortense de L’Espine, princesa Luis de Croÿ

El monto total de la venta, una de las más importantes de joyería de la historia, realizada por la casa Sotheby’s, ascendió a más de 57 millones de dólares

El pasado jueves 15 de mayo tuvo lugar en el Hotel Beau-Rivage de Ginebra -famoso por haber alojado a la Condesa de Hohenembs, es decir la emperatriz Isabel de Austria, la conocida Sisi-, una magnífica subasta de joyas que, bajo el título de "Magnificent Jewels, Noble Jewels and Jewels from the Collection of Lily Marinho”, obtuvo más de 57 millones de dólares (59.977.350 francos suizos). La propietaria de las piezas fue embajadora de buena voluntad de la UNESCO y viuda de los brasileños Robert Marinho y Horacio de Carvalho.

Tal vez la pieza más importante fue un pendentif de zafiro y diamantes que fue parte de la colección de la Duquesa de Windsor, la mujer por quien el rey Eduardo VIII de Inglaterra abdicó en 1936. Los duques de Windsor compartían una pasión por las alhajas que les llevaron a encargar numerosas piezas a los joyeros más célebres de la época como Cartier o Van Cleef & Arpels.

También se subastaron en Ginebra un reloj de cocktail de Cartier, un devant de corsage de diamantes y un brazalete de topacios rosados y diamantes datado alrededor de 1830 que pertenecieron a Hortense de l’Espine, S.A.Sª la princesa Luis de Croÿ -emparentada con las familias reales de Bélgica, Francia, Prusia y Hungría- así como una pieza que perteneció a la reina madre Isabel de Inglaterra, realizada por el mismo orfebre en 1924: un reloj de cocktail en diamantes y esmaltes regalo de su cuñado Eduardo VIII. En los años 30, la entonces aún Duquesa de York regaló ese reloj a Katta Maclean.

Sotheby's posee una larga tradición de subastas de joyas regias y principescas. Es sabido que cuando las alhajas tienen ese origen su valor se multiplica. En 1987 se obtuvieron 50,3 millones de dólares por la colección de la citada Duquesa de Windsor, el record de venta de joyas de una sola persona. Su producto fue a parar al Instituto Pasteur de París. En 1992 la Casa de los príncipes de Thurn und Taxis obtuvo 23,2 millones de dólares por la venta de muchas alhajas, entre otras la famosa diadema de perlas y diamantes con la que la emperatriz Eugenia fue retratada por Winterhalter y una serie de toisones de oro enriquecidos con diamantes y otras piedras preciosas. Cinco años más tarde le tocó el turno a varias piezas que fueron de la reina Maria Amelia, esposa del rey Luis Felipe de los Franceses.

En noviembre de 2005 Sotheby’s subastó un collar de diamantes que perteneció a la emperatriz Catalina la Grande, por un millón y medio de dólares. En abril Christie’s vendió por 6 millones de dólares un broche de diamantes que perteneció a la citada Eugenia de Montijo y que había sido vendido la última vez en la famosa subasta de 1887 de las joyas reales e imperiales de Francia. Sus últimos propietarios fueron los Astor. Y en la misma Casa se vendieron las joyas de la princesa Margarita de Inglaterra que alcanzaron de 10 a 15 veces su valor estimado.

Amadeo-Martín Rey y Cabieses

 

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