Brown quiere modificar la ley de sucesión al trono de Inglaterra que discrimina a los católicos

El primer ministro británico, Gordon Brown, negocia actualmente con el palacio de Buckingham la derogación de la ley que prohíbe subir al trono de Inglaterra a un miembro de la familia real casado con un católico. El Gobierno laborista quiere asimismo acabar con la discriminación actual que da al varón prioridad sobre la mujer en la sucesión al trono, según informa hoy The Daily Telegraph.

Si la nueva ley en estudio tuviese carácter retroactivo, la princesa Ana se adelantaría al príncipe Andrés y se convertiría en cuarta en la línea de sucesión, detrás de Carlos y sus dos hijos: Guillermo y Enrique. Según el periódico, el primer ministro está a favor de reformar en ese sentido las leyes de sucesión y el Palacio de Buckingham parece ser flexible al respecto.

No habrá, sin embargo, ningún cambio en el requerimiento actual de que el monarca sea de religión protestante. Alterar este último requisito modificaría el estatus de religión oficial de la Iglesia Anglicana, de la que el monarca es también gobernador supremo. La ley en vigor, aprobada por el Parlamento en 1701, en una época de fuertes disputas religiosas, establece que ningún soberano británico "profesará la religión del Papa ni se casará con un papista".

Para los cambios que se propone introducir el Gobierno se precisa además el consentimiento de los 53 países que forman la Commonwealth, algo que Brown tratará con sus dirigentes en una reunión en noviembre. En todos esos países deberían producirse cambios legislativos y hay cierta preocupación por el hecho de que los debates pudieran desestabilizar a la monarquía en países donde hay fuertes sentimientos monárquicos. Fuentes próximas al primer ministro señalaron sin embargo que los planes no modificaría el estatus actual de la Iglesia de Inglaterra, religión oficial desde la ruptura de Enrique VIII con Roma en 1534, y aseguraron que el monarca seguirá estando al frente de la misma. No sólo deberán los ocupantes del trono seguir siendo anglicanos, sino que si quieren que sus hijos los sucedan en el trono, deberán formarlos en esa religión.

Durante el reinado de Isabel II, dos miembros de la familia real británica, el príncipe Miguel de Kent y el conde de St Andrews, tuvieron que renunciar a sus derechos sucesorios tras casarse con católicas. En sentido contrario, Autumn Kelly, esposa del nieto de la Reina Peter Phillips renunció al catolicismo para que su marido pudiese conservar su undécimo puesto en la línea de sucesión. Según The Daily Telegraph, el plan de reforma de Brown es un intento de ganarse a los católicos y preparar el camino para una visita a este país del Papa Benedicto XVI.

Se cree que Brown estudia también la posibilidad de elevar a la Cámara de los Lores al actual primado de los católicos ingleses, el cardenal Murphy-O'Connor, quien se convertiría en el primer católico miembro de esa cámara desde la Reforma. Hoy, los miembros de la Cámara de los Comunes discutirán el proyecto de ley presentado por uno de sus miembros, el liberal demócrata Evan Harris, que propone permitir a un monarca casado con una persona católica suceder al trono.

Según Harris, el estatus actual es discriminatorio ya que permite teóricamente a una persona en la línea de sucesión contraer una alianza de tipo civil, pero no un matrimonio por la iglesia, con un católico o casarse con un musulmán o un ateo. Gordon Brown no apoya, sin embargo, la propuesta de ese diputado por cuestiones técnicas aunque ha dejado libertad de voto a los parlamentarios laboristas.

 

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