La Abadía de Westminster y la Primavera acogerán la Boda Real Británica

p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal { margin: 0cm 0cm 0.0001pt; font-size: 12pt;"Times New Roman"; }div.Section1 { page: Section1; } Las oficinas del Príncipe de Gales en Clarence House, han anunciado de manera oficial, que la boda del Príncipe Guillermo con su prometida Catherine Middletton tendrá lugar el próximo viernes 29 de abril de 2011 en la Abadía de Westminster, en plena primavera europea. El enlace se celebrará 87 años y 3 días después de la boda de los bisabuelos del Príncipe Guillermo, Alberto, Duque de York y futuro Rey Jorge VI, con Lady Elizabeth, hija de los Condes de Strathmore.

p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal { margin: 0cm 0cm 0.0001pt; font-size: 12pt;"Times New Roman"; }div.Section1 { page: Section1; } El secretario privado del príncipe, Jamie Lowther-Pinkington, explicó que la pareja quería celebrar su matrimonio en la primavera, y que Guillermo y Kate también consideraron que, a pesar de su tamaño, la abadía ofrecía cierta intimidad. Por su parte, el primer ministro británico se hizo eco de la noticia y anunció que el 29 de abril será feriado nacional: “Queremos hacer del día uno de celebración nacional, y un feriado nacional garantizará que la mayor cantidad posible de gente tenga la oportunidad de festejar”. El feriado adicional tendrá lugar en la misma semana del feriado británico del Lunes de Pascua, lo que recortará la jornada laboral de millones de trabajadores a nada más tres días.

Al referirse a la boda, el primer ministro Cameron explicó que los costos de la ceremonia serán asumidos por la Casa Real, pero que el gobierno pagaría por la seguridad y el transporte. Mientras tanto, el Dean de Westminster, Dr. John Hall, celebró la elección de la abadía para la celebración de las nupcias reales: “Esperamos con entusiasmo la planificación de lo que será una ocasión muy feliz e importante para la pareja, sus familias y amigos, el país, la Mancomunidad Británica y todas las personas que les desean bien en todo el mundo”. Los Windsor y los Middleton pagarán el coste de la boda aunque el contribuyente británico tendrá que hacer frente a la factura del dispositivo de seguridad. Eso sí, los comerciantes británicos ya han calculado que el evento real les generará una inyección económica de 730 millones de euros.

Anteriormente la multisecular Abadía de Westminster ha servido de magno y sacro escenario para las bodas de ocho miembros de primera línea de la Monarquía Británica, desde que la Princesa Patricia de Connaught -prima del Rey Jorge V- se casara, en el invierno de 1919, con Alexander Ramsay, el primer hombre sin título de nobleza en ingresar, por matrimonio, al seno de la Casa de Windsor. Tres años después, se celebró allí el enlace de la Princesa Mary, única hija mujer de Jorge V, con el vizconde Lascelles. Posteriormente, dos hijos de Jorge V (Alberto y Jorge, Duque de Kent) contrajeron matrimonio bajo las imponentes arcadas góticas del templo, en 1923 y 1934, respectivamente.

Las dos hijas de Jorge VI, Isabel y Margarita, celebraron allí sus respectivas bodas en 1947 y 1960. Apelando a la escasez de carbón y a la crisis económica del país, Jorge VI propuso reducir los gastos de la boda de la Princesa Isabel organizando una sencilla ceremonia en la capilla de St. George, en Windsor, pero la princesa y la reina insistieron en que el enlace se celebrara a lo grande. Según revelan los documentos del Archivo Nacional sobre las circunstancias que rodearon aquel matrimonio, la joven Princesa Isabel recibió del Gobierno, como el resto de novias de la época, 200 cupones extra para el traje nupcial. Las británicas, generosas pese a la precariedad, inundaron con cupones suplementarios a la futura esposa, que hubieron de ser devueltos porque su intercambio era ilegal.

El joven matrimonio recibió entonces regalos de todas partes del mundo, incluyendo un caballo y 500 latas de piñas en almíbar. Desde Australia llegaron, para la que cinco años más tarde sería coronada reina, 131 pares de medias de nylon, un tesoro con el que soñaban las mujeres de toda condición social. El Instituto de Diseñadores de Ropa en Nueva York envió 25 vestidos nupciales, de los que 20 fueron repartidos entre otras prometidas. En la lista de 2.500 presentes figuraban artefactos tan prácticos, y entonces tan modernos, como un aspirador, una maquina de coser o un pelapapas. El regalo de Gandhi, un paño de encaje para cubrir una bandeja, causó gran revuelo, al ser confundido con uno de los taparrabos que solía llevar el líder indio. La Reina María, abuela de Isabel, confesó a una amiga que el tejido de encaje hecho a mano era “poco delicado”, confundiendo la carpetilla que cubría la bandeja con las vestiduras del líder indio.

La boda en Westminster de la princesa Margarita rompió con todos los precedentes: se trató de la primera vez que una princesa inglesa se casaba con un plebeyo desde el casamiento de la Princesa Cicely, hija de Eduardo II. La princesa Ana y el capitán Mark Phillips (1973) y el Duque de York y Sarah Ferguson (1986) pronunciaron allí sus votos matrimoniales con la típica e ineludible pompa real británica, y los acontecimientos fueron televisados a todo el mundo. Estos dos últimos matrimonios terminaron en divorcio, al igual que el del Príncipe Carlos, que como heredero del trono optó por la más amplia y lujosa Catedral de St. Paul para su multitudinaria boda con Diana Spencer en julio de 1981. Cabe destacar también el curiosísimo hecho de que, en 1947, la Abadía sirvió como escenario de la boda de los padres de Lady Diana Spencer, los abuelos maternos del Príncipe Guillermo.

La magnífica iglesia, uno de los edificios góticos más importantes del Reino Unido, es “Royal Peculiar”, es decir que está directamente bajo la jurisdicción del monarca, que en Inglaterra es también Gobernador Supremo de la Iglesia Anglicana, y no de una diócesis, pero se autofinancia gracias a la venta de entradas a turistas y a los donativos. Aunque es una de las principales atracciones turísticas de la capital británica, la iglesia situada junto al Parlamento de Westminster, es todavía una iglesia activa y en ella se celebran varios servicios religiosos diarios.

La Abadía de Westminster ha sido también a lo largo de su historia testigo de 38 coronaciones, la primera de las cuales, la de Guillermo el Conquistador, se celebró en la Navidad de 1066. Las cuatro últimas coronaciones ocurrieron en el siglo XX: al ser coronado Eduardo VII (1902), sus numerosas amantes tuvieron una tribuna especial, muy cercana a la tribuna de la realeza, y la Reina Alejandra casi llega tarde a la ceremonia. La coronación de Jorge VI (1937) fue la primera en ser transmitida por radio, no sin que antes se hubieran realizado serias protestas, por el miedo de religiosos, cortesanos y políticos a que algún súbdito estuviera escuchando las transmisiones de la radio con el sombrero puesto. Finalmente, la coronación de Isabel II, el 2 de junio de 1953, fue la primera en ser televisada al mundo por la cadena BBC.

La imponente iglesia gótica actual, cuyo nombre formal es Iglesia Colegiata de San Pedro de Westminster, empezó a construirse durante el reinado de Enrique III en 1245. Su propio sepelio, en 1272, convirtió el principal lugar para los entierros reales durante 500 años. Desde entonces, 17 monarcas han sido sepultados en esta necrópolis real, convertida en un mausoleo nacional con más de 3.000 tumbas de algunas de las figuras británicas más reconocidas en todos los ámbitos, desde Isaac Newton hasta Lawrence Olivier, pasando por Charles Dickens o Charles Darwin. Otras personalidades son conmemoradas, como Winston Churchill o William Shakespeare, y hay también una estatua en honor de monseñor Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado en su país el 24 de marzo de 1980. En la parte occidental está la tumba del soldado desconocido, cuyo cuerpo fue trasladado desde Francia para ser enterrado el 11 de noviembre de 1920, coincidiendo con el segundo aniversario de la firma del armisticio de la Primera Guerra Mundial. Cabe señalar también que en la Abadía han tenido lugar las suntuosas ceremonias fúnebres de personajes tan emblemáticos de la Historia contemporánea inglesa como Sir Winston Churchill (1965) y Lord Louis Mountbatten (1979). Los multitudinarios funerales por la madre del Príncipe Guillermo, Diana, se celebraron allí en 1997.

 

La abadía tiene la bóveda gótica más alta de Inglaterra, de 31,1 metros, que fue diseñada para parecer más grande construyendo pasillos estrechos con el objetivo de impresionar al visitante. El suelo que hay frente al gran altar en el que se celebran las coronaciones y las bodas fue decorado en estilo cosmatesco por operarios traídos expresamente de Roma, siendo uno de los diseños más grandes de este tipo que se conservan en el mundo. Fue sacado de la abadía durante los bombardeos nazis de Londres en la Segunda Guerra Mundial, una época en la que por seguridad la silla de la coronación fue trasladada a la catedral de Gloucester y en la que la piedra de coronación -utilizada originalmente por los monarcas escoceses- se enterró en secreto en la misma abadía. Una de las campanas de la abadía, en el conjunto situado en la torre noroeste del templo, sirve para anunciar la muerte de un miembro de la familia real o del deán de Westminster.

Darío Silva d’Andrea

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