El príncipe Naruhito llega a Brasil para celebrar el centenario de la inmigración nipona

El príncipe heredero de Japón, Naruhito, inicia hoy una visita oficial de ocho días a Brasil, que tendrá un carácter simbólico, histórico y cultural y servirá para celebrar el primer centenario de la importante inmigración nipona a este país. El príncipe ha llegado a Brasil sin su esposa Masako, a quien los médicos de la Casa Imperial le han recomendado permanecer en Japón, debido a la depresión que padece.

Durante su estancia en Brasil, Naruhito visitará las ciudades de Brasilia, Belo Horizonte, Río de Janeiro, Curitiba y São Paulo, que concentran cerca de 1,5 millones de japoneses, muchos descendientes de los pioneros que llegaron en 1908 al puerto paulista de Santos y que hoy forman la mayor comunidad nipona en el exterior. Las actividades oficiales del heredero del trono del Imperio del Sol Naciente comienzan hoy en Brasilia, donde será recibido por el jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en el Palacio presidencial de Planalto.

Naruhito también visitará las sedes de las cámaras de Diputados y del Senado y se reunirá con la comunidad japonesa de Brasilia, en su mayoría formada por campesinos que llegaron a la región central del país animados por las perspectivas de futuro que, hace cinco décadas, ofrecía la construcción de la nueva capital brasileña. Por la noche, Lula ofrecerá una cena de gala en honor del príncipe japonés, que culminará con un espectáculo de fuegos artificiales frente al Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.

La ciudad de São Paulo, donde Naruhito estará los próximos sábado y domingo, es el mejor exponente de la fuerte influencia de la cultura nipona en Brasil. En São Paulo se publican diariamente dos periódicos en japonés, y existen casi un millar de restaurantes nipones y unas 450 academias en las que se enseña desde la lengua hasta el arte y la historia de ese país oriental. Asimismo, en São Paulo hay casi un centenar de centros religiosos sintoístas o budistas, y el sincretismo cultural llega a tal extremo que en muchos sitios se ofrecen "caipirinhas", el cóctel más típico de Brasil y cuya base es la cachaça, pero elaboradas con sake.

Como punto de partida de la inmigración nipona a Brasil se considera la llegada al puerto de Santos del buque Kasado-maru, que atracó el 18 de junio de 1908 y llevaba a bordo a 781 japoneses que habían sido contratados como mano de obra barata para trabajar en las prósperas haciendas de café del estado de São Paulo. La llegada de inmigrantes continuó sin pausa hasta el comienzo de la II Guerra Mundial y propició luego desde Brasil un fuerte flujo de descendientes de nipones hacia Japón, los cuales dieron origen a los llamados "nipo-brasileños" o "dekassegui".

La comunidad brasileña en Japón tiene actualmente unas 320.000 personas, que constituyen el tercer colectivo de extranjeros en ese país y cada año envían a Brasil remesas que, según el Banco Central, superan los 2.000 millones de dólares (1.300 de euros) en divisas.

 

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