Discurso de Nochebuena del rey

Felipe VI alerta del riesgo de fractura de España sin mencionar Cataluña

Critica a quienes desprecian el hecho de que todos los españoles son quienes tienen derecho a organizar la vida en común. Pide diálogo a los partidos para mantener los consensos básicos y destaca el valor de la familia

El rey, durante el discurso de Nochebuena.
El rey, durante el discurso de Nochebuena.

“España”, “familia”, “convivencia”, “compatriota”... Son algunas de las ideas más repetidas por Felipe VI en su tercer discurso de Nochebuena. El rey ha exaltado el papel de la familia y de la solidaridad para capear la crisis económica, ha destacado el reto que suponen los cambios tecnológicos y ha insistido en el valor de la convivencia entre todos los españoles frente a quienes vulneran las normas y proponen fracturas, en una referencia clara pero no expresa al independentismo en Cataluña.

“En estas horas de la Navidad quiero desearos, junto a la Reina y nuestras hijas Leonor y Sofía, unas felices fiestas y nuestra esperanza de que el 2017 sea un año mejor para todos”: así ha comenzado Felipe VI el discurso emitido en esta Nochebuena, y que por primera vez en sus tres Navidades como rey, se grabó en el escenario tradicional de Juan Carlos I, que era su despacho del Palacio de la Zarzuela.

Un año más, la parte más política del mensaje del rey ha sido la referente al desafío que mantienen los independentistas catalanes. En su primer discurso de Nochebuena, en 2014, sí quiso referirse expresamente a Cataluña, expresando el afecta que él y el resto de españoles sienten hacia esta comunidad autónoma.

El año pasado también lanzó un alegato basado en el sentimiento y la Historia que unen a todos los ciudadanos de España. Y no hay que olvidar la intervención en los Premios Princesa de Asturias de 2014, cuando reclamó “que nadie construya muros con los sentimientos”.

Rechazo a las fracturas y divisiones internas

En esta Nochebuena, don Felipe ha criticado como inadmisibles las actitudes y comportamientos “que ignoren o desprecien los derechos que tienen y que comparten todos los españoles para la organización de la vida en común”, en una alusión directa a la amenaza secesionista.

También al final del discurso ha querido destacar que ya no vivimos tiempos “para fracturas, para divisiones internas, sino para poner el acento en aquello que nos une, construyendo sobre nuestra diversidad”, para añadir su llamamiento a trabajar todos juntos por la unión y “profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas”.

Cabe señalar que esa referencia a “una España de brazos abiertos” es una cita de Miguel de Unamuno que el rey ya utilizó hace pocos meses, en la entrega de los Premios Princesa de Asturias en Oviedo.

La referencia al proyecto independentista en Cataluña se ha vislumbrado también en la advertencia que el rey ha hecho sobre el peligro de “vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y libertad”: para don Felipe, esa vulneración lleva “primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad”.

Y a ello ha añadido una reflexión sobre que “el progreso, la modernización, el bienestar, requieren siempre de una convivencia democrática basada en el respeto a la Ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar”.

Una petición a los partidos políticos

Después de un año que en el plano político se ha visto dominado por los problemas que demoraron diez meses la formación del Gobierno, Felipe VI ha hecho una breve referencia a la “compleja situación” que vivió España a partir de las elecciones de diciembre de 2015.

 

El rey ha destacado que la sociedad ha recuperado serenidad y que los ciudadanos ya pueden tener “la tranquilidad necesaria para poder llevar a cabo sus proyectos de vida”. Pero aún así ha querido lanzar un mensaje a los partidos políticos para el futuro: ha dicho que ese esencial que a través del diálogo y el entendimiento se preserven e impulsen “los consensos básicos para el mejor funcionamiento de nuestra sociedad”.

Uno de las ideas que han articulado el mensaje del rey de esta Nochebuena ha sido la convivencia, palabra que ha pronunciado en cinco ocasiones. De forma similar al año pasado, Felipe VI ha destacado que los españoles comparten un gran patrimonio común, fruto de la Historia y de las relaciones personales de afecto, de amistad y de fraternidad. No en vano una palabra que también repitió varias veces el rey es compatriotas.

El rey ha insistido con énfasis en “la necesidad de que cuidemos y mejoremos en todo momento nuestra convivencia. Y la convivencia exige siempre, y ante todo, respeto”.

Ese respeto lo ha personificado en respeto “a los mayores, entre hombres y mujeres, en los colegios, en el ámbito laboral; respeto al entorno natural que compartimos y que nos sustenta”, y también ha puesto en valor el necesario respeto a las ideas distintas: “La intolerancia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena, no pueden caber en la España de hoy”.

Elogio a la “grandeza” de los españoles

En el inicio del mensaje el rey ha querido tener “muy presente” a los habitantes de los pueblos afectados por las inundaciones -con graves daños materiales y muertos- que en este mes de diciembre han afectado a muchos puntos de España, sobre todo en Andalucía, Murcia y la Comunidad Valenciana.

Don Felipe ha partido de la idea de la Navidad como nacimiento, y de la alegría que se deriva de ello, para destacar la necesidad de tener “fe en el futuro”. Ya el discurso navideño del año pasado tuvo como hilo conductor el optimismo en el futuro pese a las dificultades, y este año por ejemplo en la gala de entrega de los Premios Princesa de Asturias volvió a insistir en apartar el pesimismo.

En esta ocasión, ha querido rendir un homenaje a todos los españoles, por todo el país y desde distintos ámbitos, que han demostrado “sacrificio y abnegación, generosidad y superación” ante los graves problemas que sufre España, sobre todo derivados de la crisis económica.

Además, en una de las ideas que más repite en los discursos más extensos y profundos, Felipe VI ha mostrado su orgullo (y ha animado a compartir ese orgullo) por los ciudadanos que desempeñan trabajos como servidores públicos -como médicos, profesores, miembros de las Fuerzas de Seguridad y de las Fuerzas Armadas...-; por quienes se arriesgan cada día para crear y mantener puestos de trabajo; y también especialmente por los españoles que se vuelcan en acciones solidarias.

Para estos últimos ha tenido palabras especialmente elogiosas: “Sois capaces de reaccionar ante cualquier emergencia, probando siempre que, allá donde haga falta, allá donde se necesite una palabra de aliento o una mano amiga, hay un español que demuestra con obras la grandeza y el alma más profunda de nuestra tierra”.

Revolución tecnológica y familia

Dentro de su habitual referencia a la importancia de la educación de los jóvenes, Felipe VI ha llamado la atención sobre la formación en lenguas y en culturas, pero también “en civismo y en valores”.

Una de las partes del discurso más distinta a otros años fue en la que se extendió sobre los retos que plantea la “revolución tecnológica” que vive el mundo. El rey animó a los españoles a aprovecharla al máximo, pero al mismo “preservando siempre los valores humanos”.

Sobre la crisis y el paro, referencia fija en sus grandes discursos, don Felipe se ha felicitado por el inicio de la recuperación y ha hecho hincapié en la importancia de que a partir de ahora se pueda “crear mucho más empleo y de calidad, y también corregir tanto las desigualdades derivadas de una crisis tan profunda como la que hemos vivido, como fortalecer, en general, nuestra cohesión social”.

Pilar fundamental de esta cohesión social es la familia, ha resaltado el rey. No es baladí que en el discurso, de doce minutos, haya aparecido seis veces la palabra familia o familiar: el jefe del Estado ha explicado que en este año 2016, en sus viajes por toda España y distintos actos y encuentros, ha podido comprobar el valor que tiene la familia en la sociedad, ya que “su ayuda ha permitido a muchos sobrellevar los peores momentos”.

En la línea del optimismo que trata de transmitir con sus discurso más destacados, como ya hizo en los últimos Premios Princesa de Asturias, Felipe VI ha afirmado que cree “en una España consciente, solidaria, firme en sus valores, alejada del pesimismo, de la desilusión o el desencanto”, también “una España decidida a superar las dificultades que, aunque grandes, son también vencibles”.

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