Las diademas florales del siglo XIX

La diadema que Franco y su esposa, Carmen Polo, regalaron a la entonces princesa Sofía en 1962, con motivo de su boda, y que han lucido tanto la reina como sus hijas y su nuera en diferentes ocasiones, fue adquirida en la joyería madrileña Aldao, cuyos responsables, con la discreción propia del caso, nunca desvelaron la identidad de quien la vendiese anteriormente.

Quien estas líneas firma publicó en 2004, en coautoría con Fernando Rayón, un libro sobre las joyas de la familia real española (editorial Planeta, hoy descatalogado y buscado ansiosamente por los estudiosos de estas materias) en el que se reproducía un grabado de 1879 en el que se representaban varias joyas regaladas por Alfonso XII a su segunda esposa, doña María Cristina de Austria. Una diadema, lejanamente parecida a la que Franco regaló a doña Sofía en 1962 se puede ver en esa ilustración gráfica, pero en ninguna manera cabe identificar ambas piezas como una misma, pues se puede observar claramente que su similitud es muy remota.

Resultaría muy interesante que se aportasen documentos justificativos de la identidad de estas joyas que permitiesen asegurar que la que conserva en nuestros días la dinastía española fuera la que hace casi siglo y medio recibiera la reina María Cristina.

Diademas similares hubo muchas: recordemos las que de la casa Mellerio tuvo la dinastía de los Saboya o la que la Infanta doña Cristina, condesa de Marone, lució precisamente en las celebraciones de Atenas de 1962 y que perteneció antes a la infanta doña Isabel, la Chata.

 

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