La infanta Elena disfruta, como un jinete más, del Concurso Nacional de Saltos de Badajoz: se le vio discreta, natural y cercana a la gente

La infanta Elena quiso participar con discrección en el Concurso Nacional de Saltos de Obstáculos de Badajoz. Tal fue la naturalidad, que el resto de jinetes no se dieron cuenta de que iban a competir contra ella hasta que la vieron preparar su caballo para disfrutar de su deporte favorito.

Según fuentes presenciales consultadas por Monarquía Confidencial, la visita de la hija mayor de los reyes al Centro Ecuestre Badajoz este fin de semana fue discreta y natural. Ni hubo más público por este motivo, ni eran visibles medidas extremas de seguridad. Tampoco hubo una agitación especial, más allá de miradas de los participantes y familiares que acudieron al certamen.

Era la primera vez que la infanta Elena competía en este lugar y vino acompañada por su entrenador, Felipe Zuleta, que también concursó.

A lomos de Qant, un caballo alazán, la participación de la infanta estaba prevista en torno a las 12:30 del sábado, en el sexto lugar de su serie, pero se retrasó más de media hora. Mientras, doña Elena departió sonriente con Alejandro Muguiro, director del concurso, y otras personas que se le acercaron para saludarle.

La infanta Elena completó su recorrido en 70 segundos, aunque su puesto no pudo alcanzar las primeras posiciones de un torneo cuyo podium lideraron Felipe Manta de Acosta, Marta Testor y Jacobo Maldonado.

Tras la competición llegó la comida, en la que la infanta participó como una más, degustando el menú que se repartió a los jinetes, esencialmente ibérico con una representación de lo más habitual, como pluma, secreto o carne con tomate.

 

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