La ceremonia de entronización del príncipe Guillermo de Holanda estará marcada por la austeridad y la sobriedad
El próximo 30 de abril se celebrarán consecutivamente en Ámsterdam las ceremonias de abdicación y de entronización de la reina Beatriz y del príncipe Guillermo de Orange, respectivamente. Según han comunicado fuentes de la organización de ambos actos, se ceñirán a un presupuesto ajustado, huyendo de alardes y estridencias.
Las ceremonias que marcarán el fin de un reinado y el comienzo de otro nuevo estarán marcadas por la sobriedad y la austeridad, una decisión tomada en solidaridad con las dificultades económicas que atraviesa el país en la actualidad.
Los futuros reyes no quieren que el cambio en la jefatura del Estado sea sinónimo de despilfarro y ostentosidad.
El presupuesto destinado para la organización de las diferentes ceremonias del día 30 ha sido ajustado acorde a las circunstancias del país y a la consecuente política de contención de costes establecida hace un tiempo por el Gobierno holandés.
La cifra asciende a 11 millones de euros, repartido entre presupuesto dotado por el Ayuntamiento de Ámsterdam, seis millones de euros, y por las arcas nacionales, los otros cinco millones.
En un intento de reducir los costes públicos, portavoces oficiales de ambos organismos han explicado a los medios de comunicación locales que están buscando patrocinadores que asuman parte del montante del acto de traspaso de poderes.
La reina y los futuros soberanos han solicitado que no se les envíen regalos "para evitar gastos extraordinarios". Han comunicado que el entusiasmo de los ciudadanos les será suficiente.
En cuanto a la etiqueta de los invitados, dada la sobriedad del evento y deseando trasladar esta idea a los mismos, la organización ha hecho llegar a los asistentes una nota en la que solicitan que acudan ataviados acordes a la línea general de la organización. Un ejemplo de esto es que las mujeres invitadas no podrán lucir ni sombreros ni tocados ostentosos.
