El príncipe Felipe pasa la prueba del 12 de octubre

Los príncipes de Asturias presiden, por primera vez en solitario, el desfile militar y el homenaje a la bandera nacional

El desfile del Día de la Hispanidad de este año ha sido el más austero de la historia, pero ha sido el primero que ha presidido don Felipe debido a la baja médica de don Juan Carlos, aún convaleciente de su última intervención quirúrgica.


El comentario era generalizado en la tribuna de prensa: “es el desfile más soso de todos los que se recuerdan”. Más corto en tiempo y recorrido que nunca, y con un presupuesto inferior a 2012, el atractivo del desfile se resiente.

Se notó en la afluencia de público, menor que en años anteriores. Incluso en la tribuna de prensa, otros años abarrotada, los periodistas podían moverse de forma holgada.

La gran novedad este año fue la ausencia del rey, quien se recupera de su última operación de cadera. Tampoco estuvo la reina doña Sofía, por deseo expreso del monarca, ni la infanta Elena, ésta última ausente por segundo año consecutivo en la Tribuna Presidencial.

De este modo, los príncipes de Asturias han sido los únicos protagonistas del desfile. Don Felipe ha superado la prueba con creces, copando todos los objetivos en el día de la Fiesta Nacional.

Cambios en el protocolo

Era la primera vez que el príncipe presidía el desfile del 12 de octubre, y pasó la prueba sin problemas evidentes. En los minutos previos a su llegada a la plaza de Neptuno, donde se encontraba situada la tribuna de autoridades, hubo un intenso cruce de rumores sobre si utilizaría el Rolls Royce propiedad de Patrimonio Nacional al que suele recurrir el rey para esta ocasión –y que, en teoría, está únicamente reservado al jefe del Estado-.

Finalmente, los príncipes optaron por llegar hasta Neptuno a bordo de un Mercedes de cristales tintados. A pie de calle les esperaba Mariano Rajoy, que había llegado a la plaza unos minutos antes –en su caso sin abucheos por parte del público, tónica general de años anteriores-. A su llegada sonó el himno de España, una versión más corta de lo habitual. Lo que manda el protocolo cuando el rey no preside el acto.

El resto de autoridades, que ya esperaban en la tribuna, fueron llegando por goteo a partir de las 10 de la mañana. Entre las caras nuevas destaca la presencia de Susana Díaz, nueva presidenta de Andalucía. No faltó tampoco  a la cita la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, llegó con algo de retraso ya que previamente había mantenido una videoconferencia con las unidades militares desplegadas en misiones en el extranjero.

Tras pasar revista a las unidades de la Guardia Real que aguardaban frente al palco presidencial, don Felipe –con uniforme de teniente coronel del Ejército de Tierra- saludó a los ministros del Gobierno y pasó a ocupar su asiento junto a Letizia. Una hora antes, los expertos antiexplosivos habían estado realizando las últimas inspecciones con perros en el lugar.

 

Cantó ‘La muerte no es el final’

Tras instalarse en el palco, el acto dio paso a uno de los momentos más emotivos del desfile: el homenaje a los Caídos.  Tres miembros de la Guardia Real depositaron una corona de flores en recuerdo de aquellos que perdieron su vida por España, al son del himno ‘La Muerte no es el final’. El príncipe cantó todas las estrofas de la canción.

El recuerdo finalizó con las salvas de la Guardia Real y con el paso de una escuadrilla de aviones acrobáticos de la Patrulla Águila. Fue el momento más ovacionado por el público, que apenas era audible desde la zona ‘noble’ del desfile.

Tras ello llegó el paso de todas las unidades de a pie. La más vitoreada, como todos los años, fue la Legión. El príncipe se mantuvo en pie la práctica totalidad del desfile, saludando militarmente y comentando aspectos del desfile con su esposa, doña Letizia. En algunos momentos se le vio gesticular con las manos, en lo que parecían explicaciones a la princesa.

Unos cuarenta minutos después se cerraba el desfile con el paso de la Guardia Civil –que hoy celebra la fiesta de su Patrona- a caballo. El príncipe y doña Letizia bajaron del palco y saludaron al Jefe del Estado Mayor de la Defensa y a los miembros del gobierno. Se le pudo ver conversar durante un minuto con el ministro de Defensa, comentando posiblemente detalles del acto.

Una vez terminada la fila de autoridades, donde le esperaba su coche oficial, el príncipe se giró y saludó a la tribuna de autoridades militares, que se cuadraron y saludaron mientras las esposas rompían en un sonoro aplauso. Este saludo no está contemplado en los protocolos del acto y, por lo que explican fuentes militares, fue decisión personal del príncipe.

Recepción en el Palacio Real

Este año, los cambios en el protocolo también han sido notables durante la recepción ofrecida posteriormente a la celebración del desfile militar y el homenaje a la bandera nacional, y en la que han estado presentes la reina y la infanta Elena acompañando a los príncipes de Asturias.

Ante la ausencia de don Juan Carlos, la reina ha presididio esta recepción. Acompañada por el resto de miembros de la familia real, doña Sofía ha encabezado la línea de saludo a las autoridades políticas invitadas al encuentro.

La degustación que han podido disfrutar todos los asistentes a la recepción ofrecida en el Palacio Real de Madrid ha sido, en homenaje a la Fiesta Nacional, un vino español de primera calidad.



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