El "Urbanogate" podría ocasionar cambios a medio plazo en La Zarzuela. El jefe de la Casa del Rey, foco de todas las miradas

A pesar de ser una persona de total confianza de doña Sofía, no parece cien por cien seguro que el secretario de la Reina desde 1991 vaya a seguir en su puesto. Dar "luz verde" a "La Reina muy de cerca" también ha tocado de lleno al actual jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, que, aunque se opuso en un principio a la publicación del libro según los mentideros, no ha sabido gestionar la crisis desde un puesto de suma trascendencia para la Corona. La lista de damnificados podría ir más allá y podría incluso afectar a los servicios de prensa, demasiado severos con los periodistas. Una decisión tomada a tiempo vale más que un disgusto mayúsculo.

 

FOTOGRAFÍA: IPAPRESS

"Se lían las cosas y, en este caso, creo que se han liado". Y tanto. Así respondía este lunes el ex jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, a la pregunta de cómo era posible que desde La Zarzuela se hubiese dado "luz verde" a "La Reina muy de cerca", el polémico libro de Pilar Urbano en el que doña Sofía, entre otras cosas, se declara en contra de la eutanasia, del aborto y de que se llame 'matrimonio' a la unión de personas homosexuales. 

Escueto y sin querer pillarse los dedos, Fernández Campo evitó señalar a nadie y negó que alguien tuviese la culpa de este hecho ("no la tiene nadie. Se lían las cosas"), pero lo cierto es que alguien la tiene -y mucha-, y desde Zarzuela ya se están barruntando cambios para que algo así no vuelva a suceder. El supuesto enfado del Rey por el revuelo organizado y la tristeza de la Reina tampoco ayudan a calmar los acontecimientos. 

Todas las miradas, tal y como han expresado diversos medios generalistas y de opinión, se centran ahora en el general José Cabrera, secretario de la Reina desde 1991 y responsable de la autorización del "libro de los truenos". Y es que, a pesar de ser una persona de total confianza de doña Sofía, no parece cien por cien seguro que Cabrera vaya a seguir en su puesto a medio plazo. Lo que podríamos denominar como "Urbanogate" también ha tocado de lleno al actual jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, que, aunque se opuso en un principio a la publicación del libro según los mentideros, no ha sabido gestionar la crisis desde un puesto de suma trascendencia para la Corona. Es más que seguro que no será uno de los que pase por la guillotina pero, según ha podido saber "Monarquía Confidencial", dejará de ser de los intocables. 

La lista de damnificados podría ir más allá de Cabrera. Las relaciones con la prensa se han enturbiado durante los últimos meses, y numerosos medios de comunicación -sobre todo los reporteros gráficos- se han quejado del trato, excesivamente riguroso y severo, que reciben de los servicios de prensa de la Casa Real. Eliminar a los culpables y agasajar a los periodistas durante los próximos meses podría ser una solución más que factible para sobrellevar los efectos de la crisis, pero no para acabar definitivamente con ella. A Pilar Urbano, por ejemplo, no hay quien la calle. Su rictus de enfado -atenuado por la experiencia pero de enfado- por la decisión de tachar de "inexactas" las páginas de su libro ya se ha paseado por diversas tertulias televisivas y no ha hecho más que agrandar la bola de nieve. De ahí que una decisión tomada a tiempo -aunque no inminente- valga más que un disgusto mayúsculo. Es mucho lo que está en juego.

Santiago Gimeno

 

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