La intensa actividad de doña Sofía, que ha multiplicado sus visitas oficiales y viajes al extranjero, hace que la reina pase menos tiempo ‘encerrada’ en La Zarzuela
@font-face {"Calibri"; }p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal { margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; font-size: 12pt;"Times New Roman"; }div.Section1 { page: Section1; } La reina parece haber entrado en una segunda juventud, al menos por la vitalidad que viene mostrando en estos últimos tiempos en cuanto a protagonismo externo. Una circunstancia que, de rebote, está provocando que doña Sofía pase ahora menos tiempo ‘encerrada’ en La Zarzuela, la residencia de la familia real.
@font-face {"Calibri"; }p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal { margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; font-size: 12pt;"Times New Roman"; }div.Section1 { page: Section1; } Con la marcha en su día de las infantas Elena y Cristina, y la nueva casa para los príncipes de Asturias, La Zarzuela ha quedado sólo para el matrimonio que forman don Juan Carlos y doña Sofía. Aunque en la zona de huéspedes sigue viviendo también allí la princesa Irene de Grecia.
Una muestra más de esa nueva actividad por parte de la reina es que en las últimas semanas ha estado en tierras latinoamericanas y el viaje que realizó la semana pasada a su tierra natal, Grecia.
Doña Sofía acudió a tierras helenas para participar en las conferencias sobre la relación entre la Corona de Aragón y Atenas, desplazamiento que aprovechó también para visitar las restauraciones de la Acrópolis. Durante el recorrido, los organizadores obsequiaron a la reina, como recuerdo, con un martillo de los que se utilizan en las restauraciones.
Como es sabido, la afición de la reina por la arqueología viene de su juventud, cuando, con su hermana la princesa Irene, protagonizó algunos pequeños descubrimientos en Grecia, que además acabaron publicados en un libro.
