Patrimonio Nacional muestra la devoción de los Austrias por San Isidro

Era común que su cuerpo se trasladara al Alcázar para curar las enfermedades de la Familia Real. En 1691 la reina estuvo al borde de la muerte por una enfermedad y se encomendó al Santo. 

Finalmente se recuperó y en agradecimiento encargó una urna de madera, seda y plata para albergar el cuerpo de San Isidro. 

La urna se destruyó durante la Guerra Civil, pero la conocemos gracias al Archivo General de Palacio. Además, existe una urna más antigua, de madera, en el Museo de La Almudena.

 

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